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El objetivo de la gestión financiera es la maximización del beneficio para los accionistas. Para cumplir con esta meta, la empresa requiere una estrategia financiera o un plan de acción financiero a largo plazo.

¿Qué es una estrategia financiera?

La estrategia financiera, abarca las decisiones de financiación necesarias para alcanzar el objetivo general. Trata de especificar el nivel óptimo de la inversión y la financiación. Además, es la pieza de la política de gestión empresarial, que determina las decisiones de inversión y financieras. Son condiciones necesarias para lograr la maximización del beneficio a los accionistas. 

Para planificar una buena estrategia financiera debes realizar antes un análisis estratégico.

Este paso es muy importante, porque no hay un único plan financiero. Aparte de estar detallado y organizado, la planificación debe hacerse de forma personalizada para que pueda cumplir con las necesidades y objetivos de cada empresa en particular.

Es por eso que tienes que tener en cuenta una serie de variables, empezando por tener claro cuál es el perfil de riesgo de tu empresa. También es importante analizar los siguientes aspectos clave:

  • Las limitaciones y recursos actuales de la empresa.
  • El circulante, es decir, la liquidez y solvencia.
  • Las previsiones del flujo de caja.
  • La rentabilidad de las inversiones.
  • El nivel de endeudamiento.
  • Las fuentes de financiación.
  • El riesgo de los créditos concedidos a los clientes.
  • Los objetivos que se pretenden alcanzar. A la hora de elaborar el listado, es fundamental que dichos objetivos sean alcanzables y medibles.
  • El marco temporal en el que se va a encuadrar dicha estrategia (hay que evitar el corto plazo). Este último punto es importante, pues las estrategias financieras difieren en función del plazo.

Las estrategias se diseñan a partir del plazo

Las empresas pueden optar por diseñar sus estrategias financieras de acuerdo al tiempo para lograr sus objetivos.

Si tu empresa va a optar por estrategias financieras a largo plazo (lo más recomendable), debes tener en cuenta 3 aspectos: 

  • La inversión. Esta debe estar orientada a aumentar el valor de la empresa. Dependiendo de la que tu empresa se haya planteado, las decisiones en inversión irán orientadas bien al crecimiento, bien a la desinversión.
  • La estructura de financiación. La estrategia adoptada para elegir la fuente de financiación adecuada debe corresponderse con el riesgo que la empresa está dispuesta a asumir.
  • La retención o reparto de utilidades. En este caso, la estrategia dependerá de variables como la posibilidad de contratar préstamos a largo plazo o de obtener más rentabilidad por los activos disponibles.

Por su parte, las estrategias financieras para el corto plazo deben centrarse en los siguientes aspectos:

  • Capital de trabajo. Es importante hallar la relación riesgo-rendimiento adecuada. Para ello hay que seguir una de las tres estrategias básicas: agresiva (riesgo alto), conservadora (riesgo bajo) e intermedia (busca un equilibrio entre liquidez y rentabilidad de los pasivos).
  • Pasivo circulante. Hablamos de la financiación corriente de una empresa. La estrategia va desde aprovecharse de los descuentos por pronto pago a acudir a una entidad financiera para solicitar un crédito.
  • Administrar de forma eficiente el efectivo de caja. Para aumentar la liquidez de la empresa es necesario llevar a cabo tres acciones fundamentales: reducir el inventario, tratar de cobrar lo antes posible y retrasar los pagos siempre y cuando eso no suponga pagar comisiones o renunciar a descuentos por pronto pago.

Si lo que necesitas es implementar una adecuada estrategia financiera para tu empresa, podemos darte asesoría en Peñalver&Asociados Agenda una cita cuanto antes para empezar cuanto antes.


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